sábado, 26 de marzo de 2011

Diálogo sobre Dios en el mundo actual

Publicada el el Diario Menorca el 20-3-2011
“La fe se transmite por contagio”
Entrevista con Olegario González de Cardedal, uno de los grandes teólogos españoles: “El hombre no puede resignarse a la desesperanza y al silencio final, como si la vida no diera más de s´”
Tener un dialogo con ciertas personas puede ser un lujo, como es el caso del Teólogo, pensador y ensayista católico, Don Olegario González de Cardedal. Natural de Lastra del Cano (Ávila). Doctor en Teología por la Universidad de Múnich. Ha sido durante muchos años, catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca y es miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Es Premio Espasa de Ensayo 1984 por su obra “El poder y la conciencia”, con otras muchas otras creaciones suyas Como. “La gloria del hombre”, “España por pensar”, Jesús de Nazaret. Aproximación a la cristología”, “El quehacer de la teología” muchos más…El Doctor Olegario ha participo como invitado a las del Ateneo hablando de “Dios”. Ha tenido una jornada reflexiva con el clero Diocesano sobre Cristología contemporánea y ha impartido las charlas Cuaresmales en Mahón hablado sobre el Misterio de Cristo.
Doctor Olegario, ¿como se define Ud. como Teólogo?
Como un creyente que tiene que ir a la raíz y mirar al conjunto, de toda la verdad, para conocer a Dios, al hombre y al mundo.
¿Cuál es el papel del teólogo en la sociedad y en la Iglesia actual?
Debe ser el exponente público de lo que la fe entraña, como posibilidad para la vida humana, y por lo tanto, el que da razón pública de la verdad de Cristo.
¿Como hablar de Dios en una sociedad pluricultural y plurireligosa?
Percatarnos de que cada orden de la realidad exige una palabra de la propia materia, se habla un leguaje del espíritu humano, con otro y de Dios otro lenguaje apropiado a su naturaleza sagrada, el leguaje de la Biblia, es para el teólogo el punto de partida, porque es la forma en que Dios habla de si mismo y Dios es el que mejor habla de Dios.
¿Cómo debe ser la postura de los cristianos ante las otras religiones?
En primer lugar para todos es obligado respeto absoluto a la legalidad constitucional. En segundo la diversidad democrática y tercero la libertad religiosa; esto es lo mínimo común a todos. En ese marco de libertad y de aportación a la común ciudadanía, el cristiano ofrece el Evangelio de Cristo como fuente de vida y comunión eclesial como ámbito de convivencia, celebración y colaboración. Finalmente desde el Evangelio y con la Iglesia colabora en las grandes tareas de la sociedad.
¿Que nos falta o como debemos los cristianos ser buenos trasmisores de la fe?
La fe se transmite con una forma de vida, no solo por la instrucción teórica, sino, por la forma de vivir, de pensar, de relacionarse con Dios y con el prójimo. Como resultado, transmitimos la fe por contagio permanente, por comunicación doctrinal y por colaboración social y cultural a la ciudadanía.
¿Como hablar de Dios en una sociedad que parece que le da la espalda?
Hay que ser cautos, hay una apariencia exterior de lejanía de Dios, pero no sabemos que pasa en muchas conciencias. Necesitamos hombres y mujeres, que iluminen e interpreten las grandes conmociones, necesidades, esperanzas y angustias de estas conciencias. Porque en medio de ellas, de una u otra manera bulle la pregunta por Dios, la esperanza de Dios, la nostalgia de Dios. Porque el hombre no pude resignarse al sin sentido, a la desesperanza, y al silencio final como si eso fuera lo único que da de si la vida.
Ante la indiferencia religiosa que percibimos, ¿que podemos hacer?
Dar testimonio de vida, consiente y transparente ante ellos. Vivir con autenticidad, reflejar a Cristo, amar a los hombres, con realismo y esperanza, ofrecer en libertad la fe como una admirable posibilidad de enriquecimiento, de la vida humana. Acogimiento de las posibles preguntas que ellos quieran hacernos, por el sentido de la vida y de la historia. Esta no es la primera vez que el cristianismo se enfrenta en una situación semejante. Ante ella no tiene que tener complejo ni culpabilidad ni de superioridad, debe ofrecer humilde y gloriosamente el valor inmanente de que la fe, el Evangelio y Jesucristo aportan al hombre.
¿Qué ofrece la Iglesia a la sociedad actual?
La Iglesia esta en primer lugar al servicio de Jesucristo, pero nunca esta a la altura ni de Jesucristo, ni de su mensaje. Eso es para ella motivo de permanente humillación, pero a la vez signo de su grandeza: porque ella ha mantenido siempre en alto el mensaje de Jesús y el Sermón de la Montaña, aunque ella no lo haya vivido en plenitud. La grandeza de la Iglesia no es su moralidad o ejemplaridad propia, sino, el Evangelio y la persona de Cristo ofrecida a los hombres. Estos deben medirse por Cristo y por su Evangelio, antes que por la Iglesia. La Iglesia no es nunca un fin en si misma, es un medio y una servidora de Dios y de los hombres. Ella es la mediación o el puente para el encuentro inmediato de cada hombre con Dios, que es lo supremo, necesario y único suficiente para el anhelo infinito del hombre.

Toni Olives Camps

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